Coaching: trabajando con lo insolito.
Francisco Mora Larch
De la escisión, a la integración personal.
“Estamos todos dominados por una concepción anquilosada sobre lo que es importante y lo que es irrelevante”.
M. Kundera
El juego interior. En que consiste entonces el juego interior propuesto por Tim Gallwey. Quizás más que hablar de intenciones o de objetivos, deberíamos evaluar y objetivar la propuesta a partir de sus resultados.
El autor lo muestra en cada capitulo del libro, pareciera que lo que facilita o promueve cada intervención del “nuevo coach”, es una rápida o breve (pero no por eso menos efectiva) modificación de la posición subjetiva de los “asesorados”, ya que si la “corrección o la instrucción” del coach no apunta o no remite a un perfeccionamiento técnico (según un ideal, que seguramente vendría de lo que el coach piensa que es lo correcto), el único otro factor que queda es el sujeto de la acción.
Para Gallwey, el juego no se juega a nivel de la cancha, digámoslo así, el juego fundamental no esta ahí, el juego es interno, subjetivo, es un juego en el que Gallwey descubre que el yo esta escindido en dos partes o aspectos, y esta escisión tiene su origen en el conflicto entre ciertos valores que parecen “innatos” o “naturales”, y otros que se han instalado sobre los anteriores, imponiendo una hegemonía que impide cualquier alternativa de solución del conflicto entre ambos.
El autor los identifica como valores internos versus valores externos, la opción por los valores interiores (cuya raíz emana del yo No 2), daría por resultado lo siguiente: “en lugar de aprender a concentrarte para mejorar tu tenis, practica el tenis para mejorar tu concentración. La paradoja indica que funcionamos al revés, que lo que creemos lo importante, es secundario o incluso superfluo; y a la inversa, lo que pareciera no importar, un yo que funciona de manera integrada, es lo más importante.
El yo se encuentra alienado en los valores de la sociedad de consumo, en la mercadotecnia, en la moda, en los gadgets, en la tecnología de punta, en la comodidad, en la velocidad, en la banalidad. Se nos hace creer que andar tras el éxito y la fama nos hará mejores seres humanos, cuando simplemente dejar la vida por estos, termina por hacernos perder lo mas significativo, el contacto con nuestro ser interior, que se desgarra en una lucha interna, renunciar y soltar o intentar mantener el control y el dominio sobre nosotros mismos y sobre el entorno en que nos movemos: el resultado es una sobreadaptación, es decir, una excesiva adaptación a los valores hegemónicos y ya sabemos que “todos los excesos son malos”.
El juego interior promovido por “el nuevo coach” intenta, sin forzar una inversión de valores al interior del sujeto, y así podemos observar ante nuestros ojos cambios dramáticos, radicales, que se suceden en el “alumno”, sin que hagamos mucho para que sucedan, y es que el coach del juego interior, no puede promover este juego si no lo lleva a cabo él mismo en el momento de intentar “transmitirlo” a su pupilo.
La “pandemia” de los cuadros de estrés a los que induce la sociedad contemporánea a partir de fomentar por todos los medios, que la gente asuma a cualquier costo “los valores exteriores” (los del yo No 1), es en gran parte la causante de la mayoría del malestar cultural del que adolece nuestra civilización occidental.
Cuando el estrés no se resuelve, pareciera que hay solo dos vías para poder encauzar el malestar (el exceso de tensión física y mental), sea a través de una vía fisiológica, sea a través de una vía psicológica, y entonces tenemos dos tipos de “patologías” o malestares: un tipo es donde esta involucrado de manera dominante el cuerpo y lo que parecen “enfermedades físicas”. La otra vía se encamina más por la motivación, el carácter, y los aspectos mentales.
Trastornos del primer tipo, mas frecuentes en la sociedad actual: gripas, alergias, diabetes, alta presión, gastritis, colitis, cardiopatías, ulceras, artritis, migraña, y también el cáncer en todas sus “modalidades”, y algunos cuadros “nuevos” como la anorexia y la bulimia.
En los trastornos del segundo tipo tenemos como síntomas mas generalizados: apatía, desgano, vacio existencial, depresión, desatención a los vínculos y a los lazos sociales; fobias, obsesiones, ataques de pánico, rasgos esquizoides, tendencia a los accidentes, conflictos conyugales, suicidios, violencia y agresividad exacerbada, apartamiento social, y las adicciones de todo tipo, : al alcohol, al tabaco, la cocaína, marihuana, también adicción a los gadgets, a internet, a la moda, al sexo, a la pornografía, a la velocidad, etc.
Lo interesante del tema del estrés, es que Gallwey logra ubicar que su origen se debe al predominio de los valores en que se afana el yo No 1, y que la única manera de librarnos de ese estrés se encuentra es regresar a los valores “más auténticos”, que se encuentran en el interior.
Es decir, el origen de la problemática es el tipo de vida social que llevamos y los estilos de vida que esta sociedad nos induce a seguir, enajenándonos con “espejos y baratijas”, útiles distractores para que evitemos poner atención en lo mas importante: las personas y el destino de la humanidad en general.
El “regreso” a ciertos valores, mas ligados al ser, antes que al “tener”, es una propuesta que emana de la experiencia: constatar que hemos “perdido el rumbo”, y que lo importante no esta allá afuera, la invitación es a volver a nosotros, ¿Cómo, de qué forma?
En la actualidad, oriente y occidente nos proporcionan alternativas específicas y concretas: Oriente, invita a transitar el camino de la meditación, cuyo objetivo es ir dosificándonos ciertos grados de sabiduría; el respeto por las personas y por la naturaleza; el perfeccionamiento del ser humano como ser humano; practicar los valores del cuerpo, ya que el cuerpo “es sabio” y puede guiarnos en esa confusión existencial que padecemos.
Occidente apenas esta en pañales en esto, con solo una “tradición” de apenas ciento diez años, Freud desarrollé el método del psicoanálisis, que originado en la demanda de atención para ciertos trastornos de la personalidad (las neurosis), se fue develando como un camino de investigación de nuestro mundo interno: conocernos mas y mejor a nosotros mismos, reconocer que nuestra conciencia es proclive a las ilusiones, que estamos descentrados de nuestro propio ser, que escindimos y apartamos de nosotros lo mas valioso para vivir en el engaño, nos indica que no se puede valorar lo que no se conoce y apunta a una ética de la verdad, que intenta que no tratemos de huir de nosotros mismos.
En este andar descubrimos que una forma que tiene la sociedad de mercado de mantenernos con las cabezas abajo, consiste en llenarnos de actividades administrativas, para evitar que podamos levantar la cabeza por encima del escritorio y percatarnos que esta pasando afuera, o de preguntarnos acerca de esta nueva forma de trabajar, que obstaculiza toda reflexion sobre el trabajo, sobre mi y sobre la sociedad que queremos,
Una forma efectiva mas de distraccion, remite a llenarnos de "espejos y baratijas", que nos mantienen alelados o estupidizados cuando vamos a los encuentros sociales o humanos, estos distractores son muy efectivos para neutralizar cualquier pensamiento critico que lleve a cuestionar las nuevas formas de "vida" que adoptamos, nos evitan justamente preguntarnos por las cosas realmente importantes: las personas y el destino de la humanidad.
Bibliografia.
Fromm, Erich. (2004) Ética y psicoanálisis. FCE. México.
Gallego, S. (S/F) Nietzsche y la formación. En Internet. Monografias.com
Gallwey, W.T. 1972 (2009) El juego interior del tenis. Editorial Sirio. Málaga.
Heider, John. (1998) Tao del liderazgo. Ediciones Castillo, Monterrey.
Lucas, Miguel. (1997) Como trabajar los sentimientos. Bogotá.
Mora Larch, F. (2009) Tutoría en la educación. Editorial del Focim. Monterrey.
